Los sensores de sonido instalados por la APB recogen los homenajes de los puertos al personal sanitario que lucha contra el Covid-19
05/05/2020Al igual que en la práctica totalidad de las zonas pobladas de España, los homenajes al personal sanitario de las ocho de la tarde se han convertido en los puertos de interés general de Baleares en una cita cotidiana en la que participan, ya no solo los vecinos de las proximidades, sino también las tripulaciones de los barcos atracados en puerto. Y así lo certifican los registros de los sensores de contaminación acústica instalados por la Autoridad Portuaria de Balears (APB), donde se percibe claramente el clamor de la lucha contra el Covid-19. En el caso de los puertos, al sonido de los aplausos y sirenas de los vehículos de emergencia procedentes de la ciudad, se suma el estruendo provocado por las bocinas de los buques o embarcaciones atracadas en los muelles, accionadas por tripulantes o armadores confinados. El caso más visible de este fenómeno lo encontramos en el puerto de Palma. Los registros de las últimas semanas se recogen en una gráfica en la que se percibe de forma clara y regular el pico de sonido de las ocho de la tarde, que supera en la mayoría de los casos los 70 decibelios, cuando durante el resto del día los índices se mueven en la franja que va entre los 40 a los 60 decibelios. El sensor de sonido al que hace referencia esta gráfica es el que está situado en la azotea de las oficinas de la APB, es decir, próximo a las viviendas del casco antiguo de la ciudad y a las embarcaciones atracadas en el Moll Vell. El cambio brusco de los registros vendría motivado por la poca actividad portuaria registrada en las últimas semanas en el puerto –por tanto, más silencio de lo habitual-, en contraste con los aplausos de los ciudadanos y las bocinas de los barcos de las 20 horas. Eivissa, Maó y la Savina Los sensores de sonido que la APB tiene instalados en los otros puertos recogen también el homenaje espontáneo de los ciudadanos en los puertos de Eivissa, Maó y la Savina, aunque ya no de una forma tan nítida como en el caso de Palma. En el puerto de Eivissa, el sensor ubicado en el arranque del vial del Botafoc, recoge cada día a las ocho de la tarde picos que en algunas ocasiones alcanzan e incluso superan los 75 decibelios, aunque su percepción no es tan regular como el caso del puerto palmesano. En el caso del puerto de Maó, el sensor ubicado en el Cós Nou recoge también el sonido de los homenajes a los sanitarios, pero su percepción ya es más confusa puesto que se mezcla con los registros de los ruidos provocados por las operaciones de embarque y desembarque de los ferris. Lo mismo ocurre en el puerto de la Savina donde el sonido dominante de las 20 horas es el de las bocinas de las embarcaciones, puesto que la población se encuentra alejada del sensor de referencia, pero en la gráfica aparece distorsionado por alguna otra actividad portuaria sin definir. En el puerto de Alcúdia no se registra este fenómeno, puesto que las viviendas se encuentran alejadas de los muelles y las dársenas comerciales suelen estar vacías a las ocho de la tarde.