La APB debatirá en el seno del Consejo de Administración un nuevo ordenamiento del puerto de Palma

La APB debatirá en el seno del Consejo de Administración un nuevo ordenamiento del puerto de Palma

El presidente Javier Sanz reconoce que el puerto a día de hoy no tiene plan de futuro y que es su responsabilidad buscar el consenso para marcar un rumbo nuevo

Palma

06/06/2024
Puerto-ciudad Transportes e infraestructuras

El presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares (APB), Javier Sanz, ha explicado que, tras el consenso del Consejo de Administración de paralización ayer del proyecto de 2020 de ordenación del puerto, a día de hoy el puerto de Palma no tiene plan de futuro y que el deber de la APB  como gestor responsable es el de “trabajar en una nueva reordenación que cuente con el máximo de consenso de todas las partes implicadas”. 


Javier Sanz ha aclarado que, en la última reunión del Consejo de Administración, los miembros acordaron tratar en próximas sesiones las propuestas que se encuentran encima de la mesa de una nueva ordenación, con el objetivo de aprobar cuanto antes un nuevo proyecto de cara al futuro a medio plazo. “No hay nada decidido. Por el momento estamos desarrollando un análisis de alternativas que estamos valorando y que estamos compartiendo con un amplio grupo de sectores para recibir sus comentarios e incluirlos al proceso de decisión”, ha insistido  Sanz.


Proyecto desistido
Javier Sanz, que ha comparecido ante los medios de comunicación junto al director de la APB, Toni Ginard, ha explicado que cuando tomó posesión del cargo se encontró con un proyecto de reordenación del puerto de Palma, aprobado por el Consejo de Administración en 2020 que preveía un crecimiento en aguas interiores del puerto de unos noventa mil metros cuadrados. Tras una ronda de contactos, observó que tanto las navieras como el sector de la reparación de embarcaciones estaban en desacuerdo con ese plan porque no respondía a sus necesidades a largo plazo.


Por parte de las compañías navieras se recogió una notable preocupación por la potencial  amenaza de congestión de la propuesta anterior al concentrar en la dársena del dique del Oeste toda la operativa portuaria de embarque y desembarque de mercancías, sobre todo en horas punta de la mañana. El sector de la reparación, por su parte, consideraba que el proyecto le constreñía en un área limitada y  frente de la Catedral, un espacio que podría integrarse de una forma más natural con la ciudad.


Tras tratarlo en el seno del Consejo de Administración, se decidió ayer desistir del proyecto de 2020 y liquidar los trabajos contratados para el desarrollo de dicho plan, “porque suponen un gasto económico que ya no está justificado”, ha manifestado Sanz.


Aunque no hay nada decidido, Sanz ha aclarado que el cambio de rumbo en el puerto de Palma se centrará en cuatro ejes. Por una parte, mantener la simultaneidad de las operaciones portuarias en los muelles Comerciales, muelles de Poniente-Paraires y dique del Oeste. Disminuir el espacio destinado a los cruceros, concentrando su actividad en el muelle de Poniente-Paraires.


También trasladar de forma paulatina la reparación de embarcaciones al dique del Oeste y muelle de Ribera de San Carlos. Y, finalmente, incrementar el espacio de integración entre el puerto y la ciudad frente a la Catedral, destinando este espacio a iniciativas relacionadas con la cultura, la formación y especialmente el deporte. “para mí es lo más importante que tenemos este planteamiento de reordenación del puerto”, ha sentenciado Sanz.


Según Javier Sanz, la premisa de esta iniciativa que lidera la APB es que estas alternativas fomenten un modelo económico diversificado y compatible con el bienestar social, promuevan la diversificación industrial y fomenten la integración puerto-ciudad priorizando valores como el esponjamiento de la ciudad y la cesión de espacios de calidad para uso ciudadano.


Responsabilidad social
El presidente de la APB ha querido aclarar que “estas alternativas que estamos estudiando están alineadas con la idea de que la congestión compromete la competitividad del destino y afecta la rentabilidad social. Este cambio de rumbo se alinea a una nueva visión sobre las inversiones portuarias que queremos potenciar y que priorizan la eficiencia de los recursos públicos y retorno de la inversión en valor social”.


“Esto responde a una tendencia global a la que la APB quiere sumarse y que destaca la importancia estratégica de los proyectos que mejoran la calidad de vida de las ciudades y de los que las habitan y visitan, no solamente de los proyectos que apuestan por la eficiencia operativa portuaria, como hacía el proyecto anterior aprobado en el 2020”, ha profundizado Sanz.