Motocarros Trimak: 40 años de vida en los faros de Eivissa y Formentera
Autor: Santi Ribas
Eivissa
16/09/2021
A principios de los años 70 llegaron a las Pitiusas tres motocarros Trimak para el transporte de los acumuladores de gas acetileno que se utilizaba para alimentar los equipos luminosos de los faros de Tagomago, Conillera y el recién estrenado faro de Barbaría. Aunque seguían funcionando razonablemente bien, fueron sustituidos en 2013 por dos Piaggio nuevos, lo que significa que tuvieron una vida útil de más de 40 años.
Dotados de motor LEW de dos tiempos, arranque por pedal y caja abierta, montaban unos soportes de madera que se sujetaban entre unos travesaños atornillados a la caja para alojar 4 acumuladores de gas de unos 50 kg cada uno y un banco también de madera para apoyar sobre la caja y poder transportar personal.
Se trata de unos vehículos de gran fiabilidad, utilizados siempre de día, a los que nunca se les reemplazaron ni los neumáticos ni la batería. El mayor enemigo de la estructura era el salitre marino, por lo que era habitual la oxidación y rotura de los tubos de escape, especialmente en los vehículos que prestaban servicio en los faros de Conillera y Tagomago.
En 1996 los faros pasaron a ser alimentados por energía solar y desde ese momento se utilizaron solamente para el desplazamiento de los técnicos y ocasionalmente traslado de baterías y materiales para mantenimiento.
Tagomago y Conillera
El motocarro de Tagomago, que a día de hoy sigue en la isla, se utilizó básicamente para transportar los acumuladores desde el embarcadero hasta el faro por la única carretera ya entonces asfaltada de 1.200 metros que hay en la isla.
Un caso similar sucede en Conillera. En más de 40 años de servicio no se superaron los 6.000 kilómetros recorridos ya que la longitud de la carretera es de aproximadamente un kilómetro.
Formentera
Otro de los vehículos fue destinado al faro de la Mola para el servicio del recién construido faro de Barbaría. Se construyó un garaje en la Mola para su almacenaje y los técnicos al cargo en aquel entonces, Antonio Ferrández y Jaime Ribas, comprobaron que no era práctico para el largo recorrido y la subida de la cuesta de la Mola debido a su poca potencia, por lo que optaron por utilizar sus propios vehículos para el servicio. Posteriormente fue trasladado al puerto de Ibiza y guardado en un almacén donde no se utilizó nunca más. Tal vez por ello, de los tres vehículos es el mejor conservado actualmente.